Un mismo pensamiento, un mismo propósito.

Un mismo pensamiento, un mismo propósito.

Hoy en día vivimos un fenómeno social que conforme pasa el tiempo va cobrando más fuerza: la división familiar. Cada vez es más común escuchar sobre divorcios, familias que llevan años sin dirigirse la palabra, y personas que prefieren no formar una familia por miedo a comprometerse y por no convenirles a sus intereses.

¿No te parece absurdo que la normalidad de la mayoría de la sociedad sea vivir en división?

La familia es un diseño perfecto de parte Dios, el libro de Génesis nos relata el origen de la familia:

“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.”

Genésis 2:24

Cuando hablamos de familia, hablamos de personas que se han unido para formar y poner en marcha un proyecto de vida en común. Este proyecto no sólo contiene sueños, también lleva consigo amor, fidelidad, empatía y unidad para que este se mantenga firme y llegue a su cumplimiento.

Hablar de un proyecto de vida no es cualquier cosa, formar una familia es estar consciente de que estás construyendo un futuro, no sólo para ti mismo sino para los que vienen después de ti; consiste en trabajar en equipo, en ponerte de acuerdo con quién tienes al lado; el resultado de las relaciones dentro del núcleo familiar depende de aquellos que pusieron el primer ladrillo.

¡Una familia fuerte depende de la unidad!

1 Corintios 1:10 nos dice: “Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.”

Dios nos llama en todo tiempo a la unidad, a poder trabajar en un mismo propósito y dejar de lado aquello que nos separa para correr la carrera que tenemos por delante.

Cuando hablamos de unidad, hablamos de la propiedad que tienen las cosas de no poderse dividir a menos que su esencia se alterada o destruida. Esto quiere decir que cuando damos lugar a la división en nuestras familias, es porque la esencia original del diseño que Dios nos dio como familia ha sido alterado.

El Apóstol Pablo nos enseña en la carta a los Romanos que todos somos parte de un mismo cuerpo aunque no tengamos la misma función (Romanos 12:4-5), y un cuerpo siempre se mantiene unido a menos que algo este yendo en dirección contraria al mismo.

La historia de Adán y Eva es un ejemplo claro de lo que pasa cuando la división llega a nuestra casa. Dios les dio un diseño perfecto en el cual se establecía que no sólo serían una sola carne, también les dio la capacidad de multiplicarse, fructificar y gobernar, siendo Dios el centro de todo.

Cuando hablamos de división nos referimos a la separación de un todo en partes; Adán y Eva eran un equipo, pero hubo un momento en el que se separaron y las consecuencias fueron desastrosas. Cuando Eva estuvo sola, le serpiente llegó a su vida alterando por completo la esencia que Dios había puesto en ellos.

La familia es nuestro equipo principal. Cuando dejamos que el rencor, las discusiones, el egoísmo y la lucha por nuestros propios intereses reinen en nuestro hogar, estamos permitiendo que la esencia de la familia sea destruida.

¡Volvamos al diseño original! ¡Dios ama a las familias!

La Biblia en libro Filipenses nos enseña cuatro principios que puedes llevar a la práctica para vivir en unidad:

“Entonces, háganme verdaderamente feliz poniéndose de acuerdo de todo corazón entre ustedes, amándose unos a otros y trabajando juntos con un mismo pensamiento y un mismo propósito."

Filipenses 2:2

1.- Ponte de acuerdo

La Biblia dice que cuando nos ponemos de acuerdo Dios está en medio de nosotros.

¡Deja que Dios sea el centro de todos tus proyectos!

2.- Elige amar en todo tiempo

Jesús nos enseña a amar a todos sin importar la circunstancia. La respuesta siempre será el amor.

¡El amor es el vínculo perfecto!

3.- Trabaja en equipo

Dos siempre serán mejor que uno. Cuando trabajas en equipo no sólo tienes mejores resultados, sino que siempre tendrás a tu lado a alguien que te levante.

4.- Camina en un mismo sentir y hacia el mismo propósito.

Dios puso un propósito específico en cada familia, la bendición es generacional. Pelea por tus promesas y la de los tuyos.

¡No dejes que la división reine en tu hogar, abraza a tu familia y conquisten lo que Dios les ha prometido!

  Photo by Pablo Merchán Montes on Unsplash