La tumba vacía
Han pasado 3 días desde que Jesús fue crucificado. Muchos celebraron su muerte, otros se arrepintieron al ver la tierra estremecer, y otros... tenemos esperanza.
El maestro dijo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día.
¿Será que hoy podamos ser testigos de ello? Hasta los que no creían se han puesto nerviosos al pensar que esto pueda suceder, han ido delante de Pilato a solicitar una guardia en la tumba dónde Jesús fue sepultado. Se han empeñado en dar veracidad a lo que tanto tiempo han defendido, pero la gloria del que vive no se puede contener...
María, la madre de Jacobo y María Magdalena han ido muy temprano al sepulcro. La tierra se ha vuelto a estremecer, la piedra del sepulcro ha sido removida... Perplejas, escuchan una gran voz que dice: ¿Por qué buscan entre los muertos al que vive? ¡No está aquí, pues ha resucitado!
¡Ha resucitado! ¡El Señor ha resucitado! ¡La tumba está vacía! ¡Jesucristo ha vencido!
El maestro lo dijo: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.
¡Gracias a Jesús hoy tenemos vida eterna!
Como cordero fue crucificado, y nuestro corazón se entristeció, pero hoy se escucha un estruendo: No llores; mira, el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha vencido.
¡Jesús venció a la muerte, y el regresará! Fiel y verdadero, montado en un caballo blanco, el Verbo de Dios, con rostro de sol y ojos como llama de fuego.
Este es Jesús, el nazareno; el que amó a los hombres hasta la muerte; el que trajo libertad y sanidad; el que nos hizo aceptos delante del Padre; el que fue crucificado y resucitó.
¡Él venció! ¡Cristo resucitó!