La batalla que comenzó sin darme cuenta.
¡Hola, inseguridad!
Llegaste a mi vida de repente, ignoro el momento exacto, sólo sé que desde que llegaste paralizaste todo en mí. De un momento a otro comencé a compararme con los demás, a no sentirme lo suficiente buena, a dudar de mis capacidades.
Me hiciste dudar de mi valor, fue así como dejé pasar buenas oportunidades por miedo a fracasar y al qué dirán; tú siempre estabas ahí, aparentemente invisible pero hablando fuertemente a mi mente: “Nunca serás lo suficiente”.
¿Te sientes identificado? ¿Cuántas veces hemos dejado que la inseguridad se apodere de nosotros al punto de ceder nuestras bendiciones?
La inseguridad emocional es un enemigo que atormenta a muchos de nosotros hoy en día, esto sólo es el reflejo del temor que hay en nuestro corazón y de una gran falta de identidad.
Debido al contexto en el que actualmente vivimos, hemos basado nuestro valor en nuestra apariencia física, en nuestros bienes materiales, en buscar la aceptación de la sociedad y en cumplir con los estereotipos que se nos han impuesto; esto sólo ha hecho que la inseguridad sea una parte “normal” de nuestra vida. ¿No te parece ilógico que veamos a un enemigo que ha venido a limitarnos y a robar nuestra vida como algo normal?
El plan de Dios para nuestra vida lleva consigo el vivir libres y el caminar en plenitud, Él ha puesto capacidades, dones y talentos específicos en cada uno de nosotros, que no sólo nos hacen únicos sino que nos equipan y nos hacen aptos para cumplir con el gran propósito de Dios en nuestras vidas. ¡No podemos vivir limitados!
1 Samuel 16:7 nos dice: “Pero el Señor le dijo a Samuel: No juzgues por su apariencia o por su estatura, porque yo lo he rechazado. El Señor no ve las cosas de la manera en que tú las ves. La gente juzga por las apariencias, pero el Señor mira el corazón”.
Dejemos de basar nuestro valor e identidad en cosas tan equivocadas y superficiales como las apariencias, esa belleza es efímera; Dios nos ha dotado de una belleza real, la más importante, la cual proviene de lo profundo de nuestro corazón.
La Biblia nos habla de hombres y mujeres valerosos que hicieron grandes hazañas en el nombre de Dios, y estos no se caracterizaron por ser aparentemente los más fuertes y aptos para la encomienda que el Señor les había dado.
El rey David fue uno de ellos, ese adolescente que vivía apartado de su familia, que cuidaba y dormía con las ovejas, resultó ser el único que tuvo el valor de enfrentar a un gigante como Goliat a pesar de que a su alrededor había soldados más preparados que él. Este hombre que en apariencia no era el más capaz, fue el que Dios eligió para gobernar a su pueblo.
¿Y qué me dices de Gedeón? El hombre más pequeño de una familia pobre proveniente de Manasés, pero esforzado y valiente ante los ojos de Dios. Este hombre que aparentemente estaba limitado, fue el encargado de derrotar al innumerable ejército madianita acompañado de tan sólo trescientos hombres, gracias a que dejó a un lado las apariencias y creyó en lo que Dios opinaba de él.
Somos hijos amados y aceptos para Dios, su amor nos hizo libres de todo temor que no nos permite vivir nuestro máximo potencial y que nos hace tener una imagen errónea de nosotras mismas, llevándonos a vivir de manera limitada y a tomar decisiones equivocadas por esa falta de seguridad en Él.
Nuestra seguridad no proviene de cómo nos vemos o de lo que poseemos, tampoco se determina por los errores que cometemos o por la opinión de terceros, nuestra seguridad proviene del gran amor que Dios tiene por nosotros, ese amor que lo llevó a dar todo para que tú y yo pudiéramos vivir en libertad.
1 Juan 4:18 dice: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.”
¡El amor de Dios nos libra del temor! ¡Déjate perfeccionar por Él!
La inseguridad llega silenciosa y casi sin darnos cuenta, pero sus efectos en nuestra vida son desastrosos. La buena noticia es que tú eres el que decide por cuánto tiempo más te acompañará.
Decide creer en el amor de Dios y tener fe en lo que tú eres delante de Él, así este enemigo invisible perderá autoridad en tú vida y su derrota será totalmente visible.
¡Adiós, inseguridad! 🙋🏻♀️
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